Relajarse es esencial para controlar el dolor y para lograr que todo se realice sin complicaciones para la madre y el bebé.
Una madre relajada puede controlar todas las fases del parto, recuperarse entre contracciones y colaborar activamente con el equipo de salud para que el bebé nazca en las mejores condiciones posibles. La relajación también reduce la tensión muscular y ayuda, de este modo, a contrarrestar la fatiga.
Hay que practicarla a lo largo de todo el embarazo, implicando a la pareja, en un ambiente tranquilo, cálido, que permita la concentración.
Para una correcta relajación durante el parto es esencial controlar el proceso de respiración.